El otro día cuando volvió mi padre me dijo que encontró un sapo partero con la hembra encima. Luego en la charca mi padre vio un hilo, lo levantó y lo sacó del agua un poco. Se dio cuenta de que eran huevos de rana.
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Yo fui con él al día siguiente y era verdad. Cuando pasaron un par de semanas volví y ya se habían convertido en renacuajos, pero en la charca había menos agua, y en un charco había ocho renacuajos atrapados. Uno de ellos muerto y los siete restantes vivos. Los cogí con el dedo y los iba dejando en la charca.
El año pasado vi cómo se convertían en ranas y se escondían entre el barro. Su tamaño era de un centímetro y medio. Imagino que seguiré viendo estas ranas durante años. Es decir, que serán de la misma familia.
Ah, y los sapos no escupen veneno. Sí que se hinchan cuando están en peligro para parecer más amenazantes y tienen unas bolsitas de veneno a los lados de la cabeza para que otros animales (zorros, gatos, garduñas, etc.) no se los coman.
Cuidad a los anfibios y a otros seres vivos.
Ainhoa.